Piedad Bonnett es una poeta, dramaturga y traductora colombiana que nació en Amalfi, Antioquia, en el año de 1951. Esta licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de Los Andes, tiene a cargo la cátedra de Literatura en la Facultad de Artes y Humanidades desde 1981 en la misma institución. Merecedora de varias becas de investigación y desarrollo, premios, nombramientos,
Ha escrito tres antologías y seis libros de poemas, entre los que se encuentran: «De Círculo y Ceniza» publicado en 1989 por el que se le hizo mención de honor en el Concurso Hispanoamericano de Poesía Octavio Paz. Además obtuvo el Premio Nacional de Poesía que otorgó Colcultura en el año de 1994 por «El hilo de los días». En ese mismo año, sacó al mercado: «Nadie en casa», «Ese animal triste» en 1996, con el que se consolidó como una de las voces más representativas de la poesía colombiana contemporánea, «Todos los amantes son guerreros» en 1998 y «Tretas del débil en 2004».
“Todos Los Amantes Son Guerreros”, consiste en una compilación que posee 39 poemas que tomando forma de versos libres, como en la prosa poética, con un particular ritmo y casi ninguna rima en cada verso lo imposibilita un tanto delimitarlos.
El mensaje que detrás de cada poema guarda la autora acerca de tantos tópicos en las relaciones de pareja y las vidas, sentimientos, emociones, perspectivas y realidades de aquellos que luchan con el amor, por él y en su contra, está bastante ornamentado y tal vez un poco desordenado por las pausas y tiempos que usa ésta para intentar “uniformar” el poema.
Los recursos literarios y artificios estilísticos de los que se vale ésta para hacer que el lector trabaje su mente recorriendo verso a verso, adivinando y descifrando y que a cada paso no se puede negar que lo enamoran, sensibilizan, pero que le causan definitivamente dificultad y trabazón. Aunque a nivel externo, el lenguaje manejado no es del todo ajeno a la cotidianidad, el juego de palabras extrañamente utilizadas, ubicadas y acentuadas hacen más difícil entender a nivel interno el porqué de al menos la mayoría de los poemas.
Bonnett recurre a la descripción, se olvida del sonido. Gramaticalmente, se vale de la paranomasia, el epíteto, la elipsis, las comparaciones y personificaciones de seres vivos por objetos y de estos que cobran vida y características de humanos. En cuanto al significado de sus letras, ahonda en metáforas, contradicciones, hipérboles y prosopopeyas, que obligan a que el lector repase una y otra vez cada verso, hasta dar con la intención de su valor, su sentido.
Al dejar de lado por un momento lo complicado de sus poemas aparentemente breves, sencillos, aunque no dejan de tener mucha sustancia, no se puede negar el talento y el peculiar estilo que separa a Piedad de muchos otros autores de escritos de corte lírico, que plasma de una manera concreta, tangible, real, a la vez emocional e irracional, que termina por apasionar y absorber al lector hasta lograr que se ve identificado al menos con una de las situaciones en las que se ven envueltos todos aquellos que un día, en nombre del amor luchan, ganan, pierden o se dan por vencidos.
Ha escrito tres antologías y seis libros de poemas, entre los que se encuentran: «De Círculo y Ceniza» publicado en 1989 por el que se le hizo mención de honor en el Concurso Hispanoamericano de Poesía Octavio Paz. Además obtuvo el Premio Nacional de Poesía que otorgó Colcultura en el año de 1994 por «El hilo de los días». En ese mismo año, sacó al mercado: «Nadie en casa», «Ese animal triste» en 1996, con el que se consolidó como una de las voces más representativas de la poesía colombiana contemporánea, «Todos los amantes son guerreros» en 1998 y «Tretas del débil en 2004».
“Todos Los Amantes Son Guerreros”, consiste en una compilación que posee 39 poemas que tomando forma de versos libres, como en la prosa poética, con un particular ritmo y casi ninguna rima en cada verso lo imposibilita un tanto delimitarlos.
El mensaje que detrás de cada poema guarda la autora acerca de tantos tópicos en las relaciones de pareja y las vidas, sentimientos, emociones, perspectivas y realidades de aquellos que luchan con el amor, por él y en su contra, está bastante ornamentado y tal vez un poco desordenado por las pausas y tiempos que usa ésta para intentar “uniformar” el poema.
Los recursos literarios y artificios estilísticos de los que se vale ésta para hacer que el lector trabaje su mente recorriendo verso a verso, adivinando y descifrando y que a cada paso no se puede negar que lo enamoran, sensibilizan, pero que le causan definitivamente dificultad y trabazón. Aunque a nivel externo, el lenguaje manejado no es del todo ajeno a la cotidianidad, el juego de palabras extrañamente utilizadas, ubicadas y acentuadas hacen más difícil entender a nivel interno el porqué de al menos la mayoría de los poemas.
Bonnett recurre a la descripción, se olvida del sonido. Gramaticalmente, se vale de la paranomasia, el epíteto, la elipsis, las comparaciones y personificaciones de seres vivos por objetos y de estos que cobran vida y características de humanos. En cuanto al significado de sus letras, ahonda en metáforas, contradicciones, hipérboles y prosopopeyas, que obligan a que el lector repase una y otra vez cada verso, hasta dar con la intención de su valor, su sentido.
Al dejar de lado por un momento lo complicado de sus poemas aparentemente breves, sencillos, aunque no dejan de tener mucha sustancia, no se puede negar el talento y el peculiar estilo que separa a Piedad de muchos otros autores de escritos de corte lírico, que plasma de una manera concreta, tangible, real, a la vez emocional e irracional, que termina por apasionar y absorber al lector hasta lograr que se ve identificado al menos con una de las situaciones en las que se ven envueltos todos aquellos que un día, en nombre del amor luchan, ganan, pierden o se dan por vencidos.
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